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EN LOS LIMITES DE LA REALIDAD

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lunes, 1 de diciembre de 2008

Liberad al Monstruo -- Robert DeGrimston

Liberad al Monstruo! -- Robert DeGrimston
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Liberad al Monstruo!
Por Robert DeGrimston
Titulo original :Satan On War

Humanidad, habéis llegado al amargo fin de vuestra dulce degradación. Limpiad vuestros rastros, no dejéis una sola mancha en el vidrio. Porque la GUERRA está sobre ustedes, a su alrededor y dentro de ustedes. Estáis tan sumergidos en la GUERRA que ya no hay escape. Los ha infectado como un cáncer, se ha arrastrado entre ustedes y ahora se ha enquistado. No hay poder en la tierra que pueda removerlo. Ni ningún poder en el Cielo lo hará. Porque NOSOTROS le damos al Hombre lo que éste pide, no lo que pretende querer. Y el Hombre que lanza voces al aire clamando por paz, luz y amor, y clama diciendo que su único deseo es el de vivir en armonía con los que le rodean, el Hombre que se viste sobriamnete con la decencia apropiada y va por la vida diciendo "Soy una persona civilizada. Soy una persona respetable. Soy un ser racional en control de todas mis emociones", tal hombre no es más que un tonto ignorante, un hipócrita, un imbécil que se engaña a sí mismo. Porque todo lo que quiere es la Muerte, la matanza, el derramamiento de sangre, el pillaje y la demencia violenta e histérica de la GUERRA. Tal es su deseo verdadero, y no quedará satisfecho con menos.
Humano, mírate a ti mismo! Conoce los deseos verdaderos de tu alma. Siente el amor del horror, el deseo de sangre, el éxtasis de ver a la Muerte recorrer la Tierra y reclamar su tributo.
¿Cuándo está en paz tu mente? Sólo cuando tu cuerpo está en GUERRA.
¿Cuándo estás de verdad satisfecho? Sólo cuando tienes las manos manchadas de sangre, tu corazón lleno de odio y el fulgor de la batalla brillando en tus ojos.
No te engañes más. La Muerte es para ti un dulce deleite. La tortura es una fascinación suprema. ¿Puedes apartar tus ojos de la visión de un cuerpo esparcido sobre el pavimento después de un horroroso accidente de tráfico? ¿O de un documental sobre técnicas de ejecución utilizadas por el Tercer Reich durante la SegundaGuerra Mundial? ¿O del horror de la asfixia y la lenta agonía del destino inevitable de un condenado a muerte? ¿O de la curiosidad que ofrecen tus predadores durante sus disecciones para revelar las razones detrás de sus acciones y atrocidades?
Porque tal es tu destino, tal es tu única satisfacción. Naces para morir y morir debes. Para ti la Muerte no debe ser un cataclismo. Tu alma la exige.
La guerra es tu don natural, tu hermana de sangre. Entiendes y amas la GUERRA como ningún otro ser de la creación. Con la GUERRA la vida cobra significado. Ya que con ella la Muerte es inevitable. La GUERRA lo es todo. En la GUERRA eres fuerte, valiente, vital, dinámico y lleno de coraje.
En la GUERRA eres el alma de la acción y la fuente de una energía incontenible. En la GUERRA la destrucción es la regla, y junto con ella, la devastación, la mutilación violenta de carne humana y el desperdicio constante del terreno; esos son los únicos conceptos que pareces entender, ésas son las acciones a las que puedes entregarte en cuerpo, mente y alma, y regocijarte en los placeres de la destrucción del hombre. Ellos son tu comida y tu bebida, tan esenciales para ti como el aire que respiras. La GUERRA es la sangre de tu vida, así lo has demostrado.
Levántate, Humanidad, y regocíjate. Porque tendrás GUERRA en abundancia. No sigas fingiendo que buscas una paz estéril. Tal cosa no sería placentera para tu alma activa. Alégrate en los deleites de la GUERRA. Siente el deseo de sangre bullir en tus venas, la tensión y la acumulación de adrenalina en el momento justo que precede a la batalla. Siente el firme contacto de la empuñadura de tu espada, la dureza fría de la cahca de un revólver. Huele la sangre y la cordita. Escucha los gritos de batalla que se mezclan con los griots de agonía de los que mueren. Observa los frenéticos ejércitos que se lanzan al mortal combate, mientras el humo, que todo lo envuelve, gira y se revuelve, suspendiéndose en el aire, oscureciendo el sol. Conoce dónde yace la satisfacción suprema del hombre. Conoce el sisentido de la vida, que no vale la pena a menos que sea vivida al filo de la Muerte. La Paz no es nada más que un momento breve y escurridizo en medio de la GUERRA. El amor es algo vacuo, es un oasis pasajero en un mundo plagado de odio violento; que el crear solo tiene sentido si se hace para destruir.
Defiendo la GUERRA. Me glorifico en la GUERRA. Me glorifico en la magnificencia del hombre en la batalla; el hombre que se esfuerza y lucha y forcejea con la vida y la muerte
Desprecio a las pusilánimes víctimas de la GUERRA, las hordas de ciudadanos indefensos, que lloran pidiendo misericordia mientras son arrojados fuera de sus hogares y de sus tierras. Son terreno para las monstruosas máquinas de GUERRA, el combustible que consumen los engranajes de la muerte en su avance incontenible sobre la faz de tu pútrida tierra. No merecen nada mejor que el resto de ellos, porque no tienen ni fuerza ni coraje propios, ni voluntad para alzarse y luchar, ni fuego en sus almas que los lleve a la batalla. Nacieron para una muerte fútil, una muerte miserable, un destino que no vale la pena. Nacieron para ser aplastados, para ser cortados por la poderosa espada del conquistador. Y tal es su destino, significante sólo porque es parte del juego de la GUERRA.
Así pues Hombre, no desperdices más tiempo arrastrándo tu vientre en el polvo de la tierra. Párate y sacúdete las cadenas y los grilletes de una farsa civilizada. Arráncate el peso de una respetabilidad insignificante. Desnúdate hasta descubrir las raíces de tu naturaleza bestial. Libera al animal en tu interior. Vuélvete lo que eres: la Bestia, desnuda y orgullosa, con los dientes descubiertos y tus ojos encendidos, tus pies firmemente plantados en el suelo, de cara al enemigo. Libera al monsruo que yace dormido dentro de ti, porque es fuerte y despiadado, y su poder está más allá de los límites de la fragilidad humana.
Avanza y aprópiate de tu poder salvaje, rampante con el deseo de batalla, tenso e impaciente con la necesidad de golpear, de aplastar, de partir en trozos todo lo que busque detenerte. Escoge qué camino de destrucción seguirás. Álzate sobre la tierra y entre la gente. Mata con la precisión devastante de tu espada, apunta con la ingenuidad despiadada de tu crueldad impía, destruye con la furia devastadora de tu fuerza bestial, c´brete con la majestad de tu poder.
Y reina supremo sobre ésta tierra, señor de toda la creación por el derecho que te da la conquista. Y quema lo que ofenda a tu ojo, erradica lo que daña tu placer, tómalo en tu mano y castiga cruelmente y sin piedad todo lo que intente herirte. Porque el mundo puede ser tuyo, y puedes obtener placer del mundo a través de la violencia y el blandir de la espada. Y tu deseo puede arrasar la tierra, tomando todo lo que desee y descartando lo que has consumido.
Nuestro ejército está listo en el campo de batalla y la orden del día es matar. Porque soy el amo y señor de mi mundo, y mi ley es la muerte. Quien me siga debe conquistarlo todo. Porque soy el amo de la GUERRA, el señor de toda conquista, y el que preside todo conflicto.
Escuchad Mi voz, porque queda poco tiempo, La última fase de la GUERRA está a punto de comenzar. Estad en primera fila, en el frente de batalla. No seáis un peón insignificante, una hoja que barrida por el viento. No anheles por la paz que te pueda dar el descanso, ya que no habrá tal. Y la salvación quedará en el pasado. No busques la salida, escapar del genocidio de este holocausto, esconderte de la ira final de los Dioses vengativos. En lugar de eso, levántate y marcha al centro del caos rugiente. Desafía el cataclismo! Recúbrete con tu brillante armadura y mézclate con los engranajes de la muerte. Y observa el avance gradual de esta lenta plaga. Observa la muerte reptante de ésta última fase de la GUERRA. Y alégrate en las agonías del hombre destruido, desposeído, humillado y degradado hasta el punto de perecer en una muerte fútil. Y sumérgete en los horrores de una pérdida irreparable; el destino miserable de las víctimas que quedarán, el inútil frenesí de tu desespero, los gritos de tus súplicas inútiles y la angustia que implica tu fragilidad. Y siente como el infierno tritura en el rostro de tu propia estupidez.
Quemad los rastrojos de la humanidad! Baila como un derviche alrededor de las llamas crepitantes.
Una vez más digo; Libera al Monstruo que hay en tu interior!
Libera al monstruo! Libera al Monstruo!
Y el Mostruo conquistará, y el rastrojo será quemado.
El Mostruo descargará por toda la tierra su sevicia sobre el cuerpo indefenso de la humanidad. Y el rastrojo será quemado.
El Mostruo alzará su poderosa zarpa en el aire, y la tierra quedará sin vida en su despertar. Y el rastrojo se esparcirá como humo a su paso.
El Mostruo devastará la tierra, y su rugido sacudirá los cielos de manera que las mismas estrellas sentirán su presencia. Y el rastrojo se desvanecerá y será olvidado.
Y yo golpearé con el Mostruo. Juntos sacudiremos la tierra, dotando de una fuerza arrasadora tanto el sable relampagueante como el misíl flamígero. Estaremos en todo campo de batalla y en toda escena de devastación. Y nuestro poder estará del lado del vencedor, hombro con hombro, fuerza con fuerza. Y al que lo posea, mucho más le será otorgado. Y al que masacre con fuerza, tendrá más víctimas para su sacrificio impío. Pero aquel que no de nada, y sucumba ante la marea de la GUERRA, lo poco que tenga le será arrebatado. Porque tal es su deseo. Y aunque tenga fuerza suficiente para implorar misericordia, ésta le será negada, y en su última hora su lengua le deobedecerá, y él será cortado, desarraigado y destruido.
Y el que temorosamente pida por su vida será partido en pedazos.
Ha comenzado la marcha final de la perdición. Está preparado para la última devastación. La maquinaria de GUERRA está preparada, e irá hasta el Fin. El Señor LUCIFER ha sembrado las semillas de la GUERRA, y ahora las riega con sus lágrimas para que echen raíces y florezcan en el suelo fértil de la destructiva naturaleza humana. El Señor JEHOVAH decreta el Fin y la violencia del Fin. Profetiza la cosecha del holocausto monumental. Y Yo, el Señor de la destrucción, con Mi ejército de los malditos, he llegado a recoger la cosecha y alimentar Mi hambre con las almas de los temerosos.
Porque en el gran cataclismo de los últimos días el mundo se dividirá, y el hombre se dividirá. Y los que son débiles de espíritu y de mente, los que esperan ser alejados de la conflagración, los que adoptan el aire de víctima, la actitud enfermiza del perdido y el indefenso, los que se arrastran y caen, tiemblan con terror abyecto y siempre han esperado que su destino sea controlado por otros y no por ellos, los que no reconocen la responsabilidad de su propio destino, son el residuo del Universo, el inútil, futil y miserable residuo, que no defiende nada, no vive para algo y no recibirá nada. Porque se desvanecerán en el torbellino del gran desastre, serán esparcidos como polvo sobre el suelo, y a trapados en su vértice y absorbidos hasta las profundidades del Infierno.
Y el fuerte y el poderoso y el despiadado, criaturas del mostruo que lo sigue, serán el centro mismo del caos, extendiendo la muerte a su paso y abrazándola como un hermano que se hubiera apartado por mucho tiempo. Y los que mueran en la gloria de la batalla, los que matan antes de morir, los que reciben la muerte como un igual, y no como una sombra, los que permanecen fuertes y orgullosos, y no mueren como han vivido, los que se deleitan en los placeres de la muerte en lugar de huir indefensos ante su avalancha inexorable; ellos son Mi gente, nacida en el Inframundo y forjados en los rincones oscuros del Abismo. Y serán Mi ejército, cohorte tras cohorte de ángeles del más negro corazón provenientes de las profundidades más oscuras del Infierno.
Y la tierra se ennegrecerá. Ningún árbol guardará su verdor ni permanecerá de pie. Una mancha negra marcará el lugar donde alguna vez hubo un bosque.Y todo quedará consumido, chamuscado, calcinado. Nada quedará, a excepción de una herida monstruosa que jamás sanará. Y la tierra se abrirá, y el Infierno atrapará tu mundo desde el interior.
Y saldrá fuego y cubrirá la tierra, y detrás del fuego el ejército de SATAN se extenderá por el mundo ennegrecido para ocuparlo. Y a todas las inmundas criatras del Abismo se les dará la libertad de la tierra, y gobernaré la tierra con poder y majestad, porque tal es Mi derecho. Y Míos serán los que lucharon y murieron o los que lucharon y no murieron. Mió quien se complació en el holocausto final, que estuvo en el centro mismo del caos y se regocijó en el poder de la GUERRA. Los Míos no serán olvidados. Porque se habrán ganado su herencia.
Y el mundo Me pertenecerá, porque será Mío por conquista. El SATAN que hay en el hombre habrá triunfado al Final, y la tierra será mi pedestal. Y los que hayan caminado conmigo reinarán conmigo. Y los que hayan luchado a mi lado se sentarán a Mi lado en toda su majestad.
Avanzad! Preparaos para el ajuste de cuentas! Porque ya ha comenzado.
Y al que ese amanecer lo sorprenda sobre la sangre de sus enemigos será ensalzado y magnificado en uerza y poder. Aquel que sea sorprendido en medio de la batalla, apestando a muerte, con el semblante lleno de un desafío supremo, renacerá para regir inmortal sobre tu mundo de torturas. Pero el que sea visto corriendo y escondiéndose, al que se le escuche clamando piedad, el que se colapse en su afán desesperado por salvarse, será condenado a una tortura sin fin por su debilidad
Y de esta ciudadela ennegrecida., los ojos de Mi gente se dirigirán al Universo. Y cuando llegue la hora, reuniré mi ejército una vez más, y con el poder investido en tu mundo destrozado, saldré a la conquista de las estrellas. Y extenderé el terror a través de todo el universo. Y Mi gente marchará delante de mí, y la GUERRA florecerá en cada rincón de la vasta e incalculable multitud de mundos que se extiende más allá del tiempo mismo. Porque la exterminación de la humanidad no es más que el amanecer de mi apocalipsis.
Y así como controlaré el mundo, y Mi gente conmigo, así controlaré el Universo, y Mi fuerza y Mi poder no conocerá fronteras. Y las estrellas y los planetas y todos sus habitantes quedarán bajo mi control. Por el derecho incontrovertible de la fuerza superior quedará el Universo bajo Mi jurisdicción.
Y deestruiré al Universo entero. Porque Mi destrucción se extenderá como cáncer desde la tierra y extenderá como un velo de matanza y decadencia entre las estrellas, hasta que todo esté destruido, toda materia muerta y mutilada, reducida al abismo sin fin. Entonces seremos libres Yo y Mi gente, cuando toda materia sea destruida, toda existencia física reducida a una masa amorfa.
Entonces erraremos por la eternidad libres de los límites de la creación material. Porque cuando dejemos de yacer bajo el mundo de los hombres, sumergidos en un hatajo de carne pútrida, cuando hayamos alcanzado sus profundidades, nos hayamos revolcado en sus sentidos, lo hayamos desgarrado y hayamos emergido de sus restos, trascenderemos sus fronteras y nos elevaremos a las alturas del deleite espiritual.
Porque Yo encarno lo más bajo y lo más alto. Soy ABRAXAS. Soy el Dios de la destrucción definitiva y de la creación definitiva. Míos son los abominables demonios del Averno, y Mías las hordas angélicas que trascienden el mismo cielo. Soy el epítome de la muerte y la vida, la vida y la muerte. Soy el cuerpo que habita en las profundidades de la depravación más oscura, y Soy el alma que está en las alturas del sublime éxtasis espiritual. Las legiones de los condenados Me pertenecen, lo mismo que la gran compañía de arcángeles seráficos. Y cuando las ataduras de la materia ya no Me retengan, entonces Yo y Mi gente, Mi ejército, Mis legiones, todos Mis seguidores se levantarán de los Cielos ingratos y conquistarán y extinguirán las estrellas.
Así pues, He venido a liberar al Monstruo, para que vague por la Tierra en sus últimos días, para que el mundo termine con nada menos que la destrucción definitiva y la GUERRA total. Y aquellos que acepten el Fin e interpreten su papel junto al Monstruo en el principio del Fin, aquellos que permanezcan orgullosos y sin miedo en medio del Fin y esgriman conmigo la espada de la destrucción definitiva, gobernarán conmigo cuando la Humanidad sea cosa extinta, y después partirán a Mi lado a la conquista del Universo. Pero aquellos que intenten detener Mi mano, encadenar al Monstruo, de entorpecer el engranaje de la Máquina de la Muerte y prevenir el Fin inevitable, están condenados al fracaso; un fracaso futil, inocuo, sin valor alguno. Porque el Fin ha de llegar, y nada lo evitará, preveerá o pospondrá.
Así pues, levantaos y estad preparados para la batalla final. Sed fuertes y orgullosos en la mostruosa presencia de la muerte violenta, haced sonar las trompetas de GUERRA.
Invocad el cataclismo!
Y a la señal, cuando ardan los cielos y una furia ciega y arrasadora envuelva la Tierra:
Liberad al Monstruo!
Y permaneced con nuestro ejército hasta el Fin.

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